Nuestro entorno desértico no pasa desapercibido para nadie, ni siquiera para los que hemos crecido entre estos parajes de tierras arcillosas y salinas, coloreados de ocre y blanco. No dejamos de sorprendernos ante esta belleza árida que reluce bajo el implacable sol almeriense.
Cuando la Academia de Cine Europeo concedió al Desierto de Tabernas el título de ‘Tesoro de la cultura cinematográfica europea’, no fue solo por su deslumbrante luz, si no por las más de 300 películas que en él se han venido rodando desde la segunda mitad del siglo pasado. Este paraje tiene el color de las cintas de Sergio Leone y el sonido de Ennio Morricone. Entre los años 60 y 70 fueron numerosos y conocidos los ‘spanish western’ que se rodaron en este particular entorno natural. Estrellas cinematográficas de la época: Clint Eastwood, Claudia Cardinale, Bud Spencer, Terence Hill. Pero también actores y actrices de los más heterogéneo como Joe Strummer (The Clash) o Courtney Love (Hole).
Su particular orografía, lleva a la industria del cine a construir poblados que recreaban el viejo oeste americano. La mayoría se levantan durante las décadas doradas de este género cinematográfico. Con los años, algunos de aquellos decorados acabaron convertidos en parques temáticos, pero otros no corrieron la misma suerte, quedando completamente abandonados. Esas viejas estructuras de madera deterioradas con el paso del tiempo y dispersas confieren a este paisaje un aspecto decadente, al que también se suman los desechos varios que la falta de sensibilización medioambiental, hace que se vayan depositando en barrancos y ramblas del desierto.
Más de 10 años descubriendo y fotografiando lo singular de este lugar. En mis constantes viajes entre Granada y Almería, han sido numerosas las ocasiones en las que intencionadamente o de forma improvisada he recorrido la zona atraído por algunos de estos elementos abandonados que, finalmente, acababan siendo objetivo de mi cámara. Ahí está, el impasible Restaurante Alfaro pintado de negro como atrezzo para el capítulo Black Museum de la serie Black Mirror, junto a tantos restos que testimonian lo inverosímil de lo acaecido en este paraje.
Un fotógrafo almeriense escribió para uno de sus proyectos sobre el Desierto de Tabernas: «…Un escenario, no sólo es paisaje, es teatro, con sus telones de fondo, sus decorados. Al hacer fotografías me he apropiado de los cielos y de la tierra…». Manuel Falces, impulsó la creación del Centro Andaluz de la Fotografía (CAF), y vio claramente el valor que el Desierto tenía. Hoy no podemos quedar impasibles ante lo que acontece.
Natural de Almería, Manu Gallardo es fotógrafo y diseñador gráfico.
Tras tres años dedicado a la investigación, realización y publicación del libro Antonia, la Retratista, (Diputación de Almería), obra que recoge el trabajo de la primera mujer documentada dedicada de manera profesional a la fotografía en la provincia de Almería. Manu Gallardo retoma la cámara para adentrarse en uno de los enclaves sobre el que pivota gran parte de su obra fotográfica: el Desierto de Tabernas.
© text and pictures by Manu Gallardo