Enfermo y de forma clandestina, muere el Llobregat en Barcelona. A diferencia de otras grandes ciudades que conviven y se enorgullecen del río que ha escrito su historia, parece que en Barcelona no haya río, cuando en realidad hay dos. El Llobregat y el Besós unen sus sucias aguas a las del Mediterráneo en los márgenes de la ciudad, escondidos entre zonas industriales y lugares llamados no-lugares.
Si remontar un río significa ir a las fuentes y simboliza la búsqueda de la verdad o el acceso al inconsciente, descender el Llobregat es una forma de explorar uno de los pilares de la historia moderna e industrial catalana. A pesar de la desaparición de la industria textil, que vistió la ciudad de riqueza, este río continua siendo hoy una fuente de transformación constante.
Siguiendo a Heráclito, todo está sujeto al cambio y no entraremos dos veces en el mismo río. Descendamos, entonces, por estos ríos.
Sickly and in secret, the Llobregat dies in Barcelona. Unlike other major cities which live beside and take pride in the river that has marked their history, in Barcelona there seems to be no river, when in fact there are two. The grimy waters of the Llobregat and the Besós run into the Mediterranean on the fringes of the city, hidden among industrial estates and places that could be called non-places.
If going upstream means seeking out the sources and symbolises the search for truth or access to the unconscious, going down the Llobregat is a way of exploring one of the pillars of modern, industrial Catalan history. Despite the disappearance of the textile industry that clothed the city in riches, this river today is still a source of constant transformation.
According to Heraclitus, there is nothing permanent except change and we do not step twice into the same river. Let us, then, go down these rivers.
Photographer Yosigo lives and works in your heart (also in Barcelona).
He travels around developing personal projects and comissions for different brands and clients.
© pictures by Yosigo / text by Joan Villaplana